Lavar el cepillo con agua fría y jabón suave (alba) o limpiador de cepillos, prestando especial atención a la base de los pelos del cepillo. Enjuague hasta que el agua salga limpia y salga el jabón.
Reformar:
Usa un poco de humedad y tus dedos para remodelar el cepillo, también puedes usar una pequeña cantidad de vaselina para ayudar a que mantenga su forma cuando no lo estés usando.
Evite remojar:
Remojar los cepillos puede dañar el pegamento que los mantiene unidos, lo que puede provocar que las cerdas se caigan; el remojo también puede deformar la punta del cepillo.
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